Monday, April 23, 2007
haciendo ruido
Llevo unos días que llego a la cama pelado de moral. Creo que más por aburrimiento que por otra cosa y es que no ocupo (o no me ocupan) mi jornada laboral y la mañana acaba tomando un aire cansino y pesado. He pensado que estaría bien remitirse a alguna antigua gesta para mejorar esta autoestima anoréxica mía y como no soy de los que resistí con otros 299 las embestidas de las persas solo puedo remitirme a ella. La camiseta del pajarito. Esta es su historia:
"Era una tarde de viernes, la última de julio y la primera de mis vacaciones de 2005. La extra se retrasaba y volvía a cuestionarme mi cuestionable trabajo. No hacía calor. Sabía de Threadless desde un artículo en el projects y no fueron los premios sino el tiempo libre lo que me hicieron presentarme. Es lo que tuvieron las vacas del 2005, que fueron muy productivas. Tardé una semana en hacer el primero. Un refrito de un dibujo antiguo que perdió toda la gracia en la operación. Llegaba tarde al segundo. Era una tarde de viernes y el plazo acababa el sábado a las 23:59. En condiciones normales me hubiese rendido. Incluso hoy lo hubiera hecho, "total, ya no me da tiempo". Pero se me ocurrió lo del bocadillo y la sencilla cosificación. La idea era hacer algo rápido, para que sirviera el "por lo menos lo he intentado". Abrí una lata de Heineken y empecé con desgana una casa de pájaros, directamente en el ordenador.
Recuerdo que el sábado me levanté pronto. La casa no valía para nada, tendría que volver a empezar. ¿Por qué insistí?. Dibujé docenas de bocetos en azul y rojo sobre tacos de papel de 100 x 100. Lo normal es que el proceso hubiera durado horas, días. También es cierto que durando tanto nunca lo hubiera acabado. Pero esa fresca mañana de julio todo me salía bien. Dibujé la casa con la wacom, paré a media mañana para aprender a dibujar un canario al estilo retro y hasta guiñé un ojo a Roy Nelson copiando uno de sus símbolos musicales. A la hora de comer solo tenía que elegir el color, récord mundial. El sábado por la noche, después de cenar costillas con Frane y Omar, recibí el correo donde me decían que aceptaban ruido.
Pasaron los meses. Hice tres camisetas más, algunas siguiendo el mismo rápido proceso creativo. De la cuarta, el sábado a las 5 no tenía ni la idea. Cómo imaginar que ganaría con mi segunda entrada. En una de las mías, tardé una semana en ver el correo en el que me comunicaban la buena nueva y lo mismo en contestarles y mandarles el archivo para imprimir. Haciendo amigos".
Haberla visto en la tienda online, recibirla en casa junto con el talón de 400$, vérsela a un montón de desconocidos durante dos años no me ha hecho bajar de la nube. Píensalo un momento, es lo mejor que me ha pasado. A alguien le ha gustado mi trabajo, tanto como para comprarse una camiseta por internet, hacerse una foto y compartirla con el mundo.
¿Morir de "éxito"? Por la razón que sea no he vuelto a trabajar como aquel verano. Ruido me enseñó mucho, pero tengo poca memoria. Ha llegado la hora de volver a intentarlo y en el momento en que me olvide, tengo este largo texto para ayudarme a recordar.
"Era una tarde de viernes, la última de julio y la primera de mis vacaciones de 2005. La extra se retrasaba y volvía a cuestionarme mi cuestionable trabajo. No hacía calor. Sabía de Threadless desde un artículo en el projects y no fueron los premios sino el tiempo libre lo que me hicieron presentarme. Es lo que tuvieron las vacas del 2005, que fueron muy productivas. Tardé una semana en hacer el primero. Un refrito de un dibujo antiguo que perdió toda la gracia en la operación. Llegaba tarde al segundo. Era una tarde de viernes y el plazo acababa el sábado a las 23:59. En condiciones normales me hubiese rendido. Incluso hoy lo hubiera hecho, "total, ya no me da tiempo". Pero se me ocurrió lo del bocadillo y la sencilla cosificación. La idea era hacer algo rápido, para que sirviera el "por lo menos lo he intentado". Abrí una lata de Heineken y empecé con desgana una casa de pájaros, directamente en el ordenador.
Recuerdo que el sábado me levanté pronto. La casa no valía para nada, tendría que volver a empezar. ¿Por qué insistí?. Dibujé docenas de bocetos en azul y rojo sobre tacos de papel de 100 x 100. Lo normal es que el proceso hubiera durado horas, días. También es cierto que durando tanto nunca lo hubiera acabado. Pero esa fresca mañana de julio todo me salía bien. Dibujé la casa con la wacom, paré a media mañana para aprender a dibujar un canario al estilo retro y hasta guiñé un ojo a Roy Nelson copiando uno de sus símbolos musicales. A la hora de comer solo tenía que elegir el color, récord mundial. El sábado por la noche, después de cenar costillas con Frane y Omar, recibí el correo donde me decían que aceptaban ruido.
Pasaron los meses. Hice tres camisetas más, algunas siguiendo el mismo rápido proceso creativo. De la cuarta, el sábado a las 5 no tenía ni la idea. Cómo imaginar que ganaría con mi segunda entrada. En una de las mías, tardé una semana en ver el correo en el que me comunicaban la buena nueva y lo mismo en contestarles y mandarles el archivo para imprimir. Haciendo amigos".
Haberla visto en la tienda online, recibirla en casa junto con el talón de 400$, vérsela a un montón de desconocidos durante dos años no me ha hecho bajar de la nube. Píensalo un momento, es lo mejor que me ha pasado. A alguien le ha gustado mi trabajo, tanto como para comprarse una camiseta por internet, hacerse una foto y compartirla con el mundo.
¿Morir de "éxito"? Por la razón que sea no he vuelto a trabajar como aquel verano. Ruido me enseñó mucho, pero tengo poca memoria. Ha llegado la hora de volver a intentarlo y en el momento en que me olvide, tengo este largo texto para ayudarme a recordar.
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1 comment:
No sabía que era tan complicado, pero seguro que si te pones te salen otros cuantos dibujos como ese o mejores
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