Saturday, January 19, 2008

hace mucho tiempo

Que no iba a un concierto. Llamadme sibarita, pero cada vez me siento menos cómodo con algunos detalles que, definitvamente, no puedes controlar: el típico alto que se te pone delante, el de al lado que no ha apagado un cigarro cuando otro le sale encendido de la boca, el que se lo está pasando demasiado bien, los 5 euros de cada cerveza o el oligofrénico que tira los siete euros de su entrada de cine y los siete de cada uno de los espectadores de una sala, haciendo gilipolladas. Y meto de pronto al cine porque siete euros la entrada a una sala de cine repleta de niños celebrando (¡qué gran idea!) su cumpleaños en Cinesa es otra de las causas por las que, me temo, la gente deja de ir al cine. También está la piratería, claro, o el hecho de que la película que parecía una mierda lo sea irremediablemente.

Hace algún tiempo me hice una lista mental de los únicos grupos por los que pasaría tan temido trámite. Fountains of Wayne, con The Shins, encabezaban una lista de no más de 5 nombres. (Ante) ayer les vi. De cerca, de lejos, bebiendo una cerveza de 5 euros y con un alto, fumador empedernido, que se lo estaba pasando de puta madre. 3 en 1, quién puede culparle. Sobre la experiencia, estética, poco se puede decir que valió la pena. Con mis dos hermanos, mi novia y los dos testigos, solo faltaban mis padres para que en aquel mismo instante, durante el concierto de Fountains of Wayne, me hubiera casado sin dudarlo.

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